Cesado. Quique Setién se va del Barça. Messi exige a Bartomeu este entrenador

El capitán y el futuro en el banquillo del Camp Nou

No va a ser un verano fácil en el Camp Nou. Y es que, como muchos se temían hace ya semanas, finalmente ha sido el Real Madrid el que se ha llevado esta extraña liga. Ayer el Barça debía ganar sí o sí al Osasuna en el Camp Nou y esperar que el Villareal sacara cuanto menos un empate de su visita a Valdebebas.

Pero los de Quique Setién volvieron a demostrar que no estuvieron a la altura. Y Leo Messi, que no es un tipo que suele hablar mucho ni comparecer demasiado ante los medios de comunicación, explotó tras el encuentro.

 

Leo lleva muchos años en el Barça y conoce el entorno mejor que nadie. Sabía que ayer,  con el Madrid ya campeón y el barcelonismo resignado ante un nuevo partido flojísimo, era el momento de dar un paso adelante. Y lo hizo.

Messi mueve ficha

Y no se calló nada: “Un equipo muy irregular, muy débil, que le ganan por intensidad, que le ganan por ganas, que nos crean muy fácil y nos hacen gol. Durante el año fuimos muy irregulares, perdimos muchos puntos donde no deberíamos haber perdido. Este partido indica un poco lo que fue el año nuestro”, apuntó.

Y fue más allá: “Debemos hacer autocrítica, empezando por nosotros, los jugadores, pero hacer una autocrítica global porque está bien que el Madrid gane todos los partidos y tenga su mérito pero nosotros somos el Barcelona y estamos obligados a ganar todos los partidos, sea cuales sean y mirar por nosotros y no al rival”.

Eso sí, la bomba la soltó al final: “Ya dije tiempo atrás que si seguíamos de esta manera, iba a ser muy difícil que ganásemos la Champions, queda demostrado que nos alcanzó ni para ganar la Liga. Si queremos pelear por la Champions, vamos tener que cambiar muchísimo porque si no el partido ante el Nápoles, lo vamos a perder también”.

Leo Messi

Un Messi que, más allá del discurso ante las cámaras y de la repercusión que éste va a tener, ya ha movido ficha también y le ha hecho saber a la directiva que es el momento de un cambio. Un cambio que debe empezar, por lo menos, desde el banquillo.

Quique Setién tiene los días contados

Y es que el vestuario le ha perdido ya la poca confianza que le tenía a Quique Setién. Los pesos pesados lo quieren fueran. Obviamente el problema no es solo el míster, pero sí que ha habido ciertas decisiones, ciertos esquemas y ciertas alineaciones que no han gustado nada en el seno del vestuario culé.

Los Messi, Piqué, Suárez, Busquets y compañía saben muy bien que es el momento perfecto, necesario de hecho, de hacer un borrón y cuenta nueva y que llegue un técnico con una idea muy clara de juego, con un proyecto ganador y, sobre todo, que transmita esas ganas de volver a hacer del Barça un club top. De ahí que muchos ya den por hecho que Setién tiene los días contados.

Quique Setién | EFE

Desde el club nadie lo confirma, pero no son pocos los que apuntan que está por ver, de hecho, si Setién estará en el banquillo durante los encuentros de Champions League en Lisboa siempre y cuando el Barça elimine al Nápoles.

Messi exige a Xavi como entrenador

En este sentido, el candidato de Messi, que en esto coincide con los pesos pesados del vestuario, no es otro que Xavi Hernández. El plan ideal para el capitán sería que la actual directiva, con la que llevan enfrentados ya mucho tiempo y con la que la sintonía es nula, dimitiera y se convocaran nuevas elecciones.

Leo considera que el Barça necesita volver a los orígenes y contar con gente como Laporta o un presidente de cu cuerda, Xavi, Puyol, etcétera. El problema es que, tras la nefasta gestión del fichaje del entrenador hace unos meses en el que se tanteó a Xavi, el de Terrassa parece tener claro que no quiere venir si Bartomeu y los suyos siguen al frente.

Xavi Hernández

Hernández solo llegará si tiene a la directiva a su favor y, sobre todo, si tiene la capacidad de decidir en fichajes, entras y salidas, categorías inferiores y todo lo relacionado con el proyecto deportivo. Eso, con Bartomeu, que tiene a Ronald Koeman, un técnico que el vestuario no quiere, en la recámara, es imposible. Ojo porque el drama que se avecina en el Camp Nou es de los gordos.