¡Atención a Messi! Tangana muy gorda. Y rueda una cabeza ‘top’. ¡Se va del Barça! La bomba del año

Guerra abierta en el club catalán

Los incendios se propagan en el FC Barcelona por todos los estamentos del club. La entidad catalana es un polvorín a punto de estallar en todas direcciones. Vienen meses moviditos en la institución de la capital catalana.

La división en el vestuario es un hecho. Los puñales van que vuelan entre algunos jugadores. Por un lado, Marc-André ter Stegen, reclamando más exigencia y disciplina entre los cracks. Tal y como hemos recogido en Diario Gol, el meta alemán no descarta pedir su venta a final de curso si no hay cambios profundos en la plantilla. Su máxima aspiración es ser titular de la Selección de Alemania y considera que necesita competir al máximo nivel para ganarse el puesto. Y el Barça no parece a día de hoy el escenario propicio.

Los cracks, a lo suyo

Por otro lado, están Leo Messi, Luis Suárez y el resto de los pesos pesados. Jugadores  que imponen su ley como les place hasta el punto que Quique Setién y su segundo, Eder Sarabia, tienen que pedir perdón cuando se exaltan en el banquillo por la inoperancia, el pasotismo o la ineficacia de algunos jugadores.

Entre ellos está Gerard Piqué, pero el central catalán ha empezado a desmarcarse del grupo para ir a la suya. El defensa es ya más empresario que jugador. El Barça ha dejado de ser su prioridad. Sus negocios al margen del club son lo que realmente le preocupa. Poder hacer viajes para vender su proyecto de la Copa Davis, sus escapadas a Andorra para gestionar el club del Principado, etc.

División en el vestuario

En el otro extremo del vestuario encontramos al clan de los franceses, formado por un Antoine Griezmann y un Ousmane Dembélé que nunca fueron bienvenidos en el vestuario, y por Samuel Umtiti y Clement Lenglet que apoyan a sus compatriotas.

Antoine Griezmann | EFE

Al que ya no vemos en el vestuario es a Riqui Puig, relegado al segundo equipo. Setén aseguró a su llegada que contaría con el canterano, pero lo único cierto es que ha desaparecido del mapa. El presunto motivo: le hizo un caño a Messi en un entrenamiento que no gustó ni un pelo al astro de Rosario.

Y sin olvidar los actos de indisciplina de Junior Firpo, que se lesionó en una carrera de karts, según señalan en varios medios catalanes. O de Arthur, que no falla en las fiestas de Neymar, sean en Barcelona o en París, y que no tiene problemas en irse a hacer snowboard, una actividad prohibida por el club.

Los líos se propagan a los despachos

En resumen, una plantilla de la que la directiva dirigida por Josep Maria Bartomeu ha perdido el control. Los jugadores son los amos y señores del vestuario, más preocupados por ellos mismos que por el equipo, y a los responsables la situación se les ha ido de las manos.

Algo que, por otro lado, era de esperar. Las aguas tampoco bajan serenas en los despachos del Camp Nou. Allí también se produce un incendio día sí, día también. Que si Eric Abidal acusando a los jugadores de no entrenar bien, algo que por otro lado es una verdad como un templo. Que si la red creada en las redes sociales para desprestigiar a los cracks y ensalzar la figura de Bartomeu. Que si cada dos por tres dimite algún directivo por diferencias con el presidente…

El Barça, arruinado

Ahora, la última de esta directiva, es la intención de celebrar un nuevo referéndum por el Espai Barça. Porque en la caja del club no quedan más que las ratas y los dirigentes necesitan ampliar el crédito para llevar a cabo su obra faraónica. Da igual hipotecar el club para los próximos 50 años, lo importante es dejar el nombre escrito en las baldosas.

Porque siendo realistas, teniendo en cuenta que el club dilapida los más de 1.000 millones de euros que ingresa cada año, en los que el superávit se resume en menos de 20 millones de euros, las obras no se pagarán ni cuando se termine la Sagrada Familia.

Y es que la única solución pasará por echar a los socios de toda la vida y vender sus asientos a precio de oro, al margen de ahorrar mediante la explotación de las empresas subcontratadas por el club, que cada día pagan peor a sus trabajadores. Vayan por el Camp Nou y pregunten a los empleados si están contentos con su sueldo, su contrato y, sobre todo, el trato que reciben. Y ojo, no es culpa de la empresa que les paga, sino de un Barça que exprime hasta el último euro de las compañías que llevan los servicios externos del club.

El Barça, en manos de los cracks

Además, si Bartomeu está metido en este problema económico, no es más que por los contratos millonarios que se ha dejado sacar por el núcleo duro del vestuario, como por ejemplo el de Jordi Alba.

El lateral está de vuelta y hace tiempo que necesita un relevo, pero como con otros cracks, se tuvo más en cuenta lo conseguido hasta ahora que lo que está por venir a la hora de renovarlo. Un error que se ha repetido con otros jugadores del equipo, como Gerard Piqué o Busquets.

Gestión denunciable

Y no solo eso. También por la gestión nefasta que se ha hecho en materia de fichajes. Empezando por las contrataciones de Phillippe Coutinho o Dembélé, por los que se pagaron 160 y 140 millones de euros entre fijos y variables, y terminando por la salida de Carles Pérez, regalado a la Roma por 10 miserables millones de euros que el equipo italiano estaría obligado a pagar a final de temporada. Y es que Bartomeu y compañía han tenido que desmantelar medio filial para ingresar algo de dinero y maquillar las cuentas.

Aunque con menudeos así, poco rellenarán las arcas. Y es que en lugar de ello, deberían haber dado salida a jugadores como Ivan Rakitic o Luis Suárez.

Luis Suárez

La última de Bartomeu

Sea como sea, el referéndum que pretenden el referéndum que pretende celebrar Bartomeu, podría ir acompañado de su dimisión. Se rumorea en la ciudad condal que si el presidente consigue el “sí” del socio, daría ceder su puesto después de haber dejado encarrilada su obra. Y deslizan que Jordi Cardoner podría ser su sustituto hasta la celebración de las elecciones del próximo verano. La figura del vicepresidente al frente del club rebajaría tensiones entre la afición y la actual directiva, aumentando las opciones que Emili Rousaud pueda ganas los comicios.

Messi toma la palabra

Pero ese no es la única razón por la que Bartomeu podría dar un paso atrás. Cuentan que el mosqueo que lleva Messi con la estructura directiva es monumental. El argentino está muy decepcionado con la gestión de unos directivos que no han sabido construirle un equipo a la altura a su alrededor.

Un Messi que está harto de seguir tirando años a la basura en un club que va a la deriva desde que se fue Neymar y se dilapidaron los millones ingresados por su venta. Y es que la gestión de Robert Fernández y Eric Abidal en la secretaría técnica ha sido nefasta. Porque Leo considera que el destituir a Ernesto Valverde a media temporada es el reconocimiento por parte de Abidal de que su gestión ha sido de juzgado de guardia. Y ha llegado el momento de que los capos de los despachos bajen la cabeza.