El chascarrillo con el que Florentino Pérez destroza al Barça en las cenas con amigos del Real Madrid

El presidente saca pecho (y con razón) de una operación maestra que le levantó al Barça

Florentino Pérez ha metido la pata en ocasiones. Se ha dejado birlar muchos cracks que, a priori, tenía fichados. Ha protagonizado, incluso, ridículas polémicas veraniegas con aparatos de fax estropeados de por medio. Pero a veces la clava.

Y, cuando la clava, el todopoderoso saca pecho. No es para menos. Es lo que tiene ser el presidente del Real Madrid. Todo se maximiza. Ya sea para bien o para mal.

La última historia que no se cansa de contar Florentino en sus cenas de amigos del Real Madrid es muy divertida. Al menos, para los merengues.

Es un cuento (no chino) que deja muy mal al Barça. El eterno rival. Y, solamente por eso, ya merece la pena irlo contando una y otra vez. Este es el año de recordarlo.

Y la fábula empieza así: había una vez una joven promesa que despuntaba en el Mallorca. Era un chaval de la isla, formado en la casa, pero su genialidad y destreza con el balón pedían a gritos salir.

Los grandes clubes del momento no dejaron pasar inadvertido el talento de aquel genio menor de edad que se merendaba a sus rivales.

Combinaba técnica, regate, potencia y gol. Y también inteligencia en el juego, respeto, compañerismo, cabeza fría… Unas condiciones que son casi tan importantes como las primeras para llegar a la élite.

Era un jugador tan bueno, que el Barça posó sus ojos en él. Lo quería fichar a toda costa porque un pajarillo les contó que le gustaban el azul y el grana.

Pero el Mallorca, consciente del tesoro que tenía entre manos, se puso firme: pidió el oro y el moro por el jugador. Y el Barça no estaba dispuesto a tirar la casa por la ventana.

Los 4,5 millones de euros en los que el club balear tasó al futbolista se antojaban demasiado para los dirigentes del club catalán. Estos tenían otra operación de similar valor entre ceja y ceja: Douglas Pereira. Una necesidad urgente.

Así las cosas, alguien –Andoni Zubizarreta era entonces el director deportivo– decidió pasar de Asensio y fichar al lateral brasileño que ahora juega cedido en el Sporting.

Y fue entonces cuando apareció el todopoderoso Florentino Pérez. ¿Por qué llora este niño?, preguntó. ¿Que los catalanes no han querido aflojar el bolsillo? No te preocupes. Ya puedes dejar de llorar.

Ni corto ni perezoso, siempre con sus gafas cuadradas y ese gesto tan habitual del que está acostumbrado a contar billetes de entre sus manos, el presidente sacó la cartera. Y dijo: ¿4,5 millones? Aquí los tenéis. ¡Me lo llevo!

Y así fue como Florentino Pérez le robó Marco Asensio –autor de un golazo en Copa frente al Sevilla– al FC Barcelona. Y cómo los madridistas van a tener una bonita historia para reírse de ello por muchos, muchos años.