“Quiero irme”. Pide ayuda a Florentino Pérez harto de Zidane

El míster retiene a un crack contra su voluntad

No cuenta para Zinedine Zidane. Marcos Llorente atraviesa uno de los momentos más duros de su carrera futbolística.

El centrocampista fue uno de los fichajes de Florentino Pérez en el afán de rejuvenecer y españolizar el equipo. El canterano regresó por la puerta grande después de completar una buenísima temporada en el Alavés la temporada pasada, en la que participó en 38 partidos.

Ni mucho menos contaba Llorente con que tendría el mismo protagonismo en el Santiago Bernabéu que tuvo en Mendizorroza. Sin embargo, no esperaba que se iba a convertir en un cero a la izquierda para Zidane.

En total, Marcos solo suma 390 minutos en los 28 partidos que suma el Madrid esta temporada entre Liga, Copa, Champions, Supercopas y Mundial de Clubes, lo que le convierte en el cuarto jugador por la cola en cantidad de minutos disfrutados.

Viejo problema

Pero los problemas del futbolista con el entrenador no son nuevos. Todo se remonta a cuando ambos coincidieron en el filial blanco, el Real Madrid Castilla.

Llorente y otros jugadores del equipo se rebelaron contra el galo. Le señalaron de dar demasiados privilegios a su hijo, Enzo Zidane. El míster incluso le dio la capitanía en contra de la opinión de los pesos pesados de aquel grupo. La decisión acabó desestabilizando a aquel conjunto hasta que se acabó diluyendo.

Llorente fuera el líder de aquella rebelión y el técnico no lo olvida.  Por eso se lo está haciendo pagar con creces, y es que con dejarlo en el banquillo no tiene suficiente.

Quiero irme”, asegura el canterano en su círculo cercano, a sabiendas que su papel en el Madrid está relegado al de extra. Y en la T4 del Santiago Bernabéu, Florentino Pérez ya lo sabe. Pero el entrenador no piensa ceder a sus pretensiones.

Zidane impone su ley

Queda mucha temporada por delante y, por lo que pudiera pasar, Zizou no quiere perder a ninguno de sus efectivos.

El francés no tiene intenciones de darle muchas más oportunidades, pero lo quiere en el equipo por si necesita efectivos para partidos intrascendentes o para minutos en los que los partidos ya estén resueltos. Aunque para el jugador signifique una temporada entera casi en blanco.